Las soluciones a implantar se seleccionan en base a en tres criterios fundamentales:

• Grado de aplicabilidad
• Viabilidad práctica y económica
• Comportamiento energético real

Se busca, por tanto, establecer una estimación inicial de mejora de la eficiencia energética en edificios existentes dentro de un contexto de viabilidad técnica y económica. A partir de la expresión de consumo energético, se puede establecer que la reducción del consumo energético depende de:

• reducción de la demanda.
• aumento del rendimiento de las instalaciones convencionales.
• uso de sistemas alternativos (energías renovables).

Así las actuaciones que se proponen son:

• Rehabilitación de la envolvente térmica del edificio: mejorando el aislamiento térmico acudiendo, en general, a espesores exigidos por el CTE y tendiendo a colocar el aislamiento al exterior del cerramiento para garantizar la inercia térmica en el interior de las estancias. Así mismo, estudiar las posibilidades de emplear elementos constructivos ventilados: fachada y cubierta.
• Incorporar medidas de protección solar en huecos acristalados (en especial los ubicados en fachadas oeste, sur y este).
• Estudiar las posibilidades de ventilación natural cruzada de las estancias. Incorporando carpintería interior con elementos abatibles. Amplificar estos efectos con sistemas de ventilación mecánicos.
• Recuperar los patios interiores como elemento bioclimático.
• Mejorar la eficiencia energética de las instalaciones interiores de iluminación en zonas comunes.

En definitiva, para controlar las necesidades energéticas, las estrategias en invierno son limitar las pérdidas (con aislamiento) y promover las ganancias (orientación ventanas, inercia). Las estrategias en verano son limitar las ganancias (protección y control solar) y facilitar las pérdidas (ventilación).