La intangibilidad de los servicios profesionales exige una reflexión sobre la configuración espacial del nuevo modelo de despacho, que se transformará en un canal orientado y volcado hacia el cliente.

La propuesta incide en la formalización de un espacio diáfano, con un carácter de lugar de encuentro, especialmente significativo por la identidad de la clientela, y que acogerá tanto la zona de servicio rápido como de atención personalizada y a partir del cual se desplieguen el resto de dependencias.

La esencia y disposición de elementos arquitectónicos del anterior uso del local sirven de argumento proyectual para contrastar aquel lenguaje con la incorporación de elementos con un lenguaje más contemporáneo, proponiendo un diálogo interesante de lenguaje complementarios, como lo son también los usos propuestos por el promotor.