Es probable que, aún trabajando en algo que te apasiona y teniendo una vida persona completa, te cueste motivarte en muchas situaciones para lograr cualquier meta. En esos casos, lo que suele ocurrir es que necesitas cambiar los motivos que te empujan a la acción.
Existen numerosos enfoques sobre la motivación. De hecho, incluso algunos modelos que estudian las prioridades de las personas, como la Pirámide de Maslow, tienen relación con cómo nos motivamos.
Sin embargo, a pesar de la gran variedad de enfoques, todos coinciden en ciertos aspectos. Hoy, quiero hablarte sobre la motivación y darte algunos consejos para que dirijas tu atención a ciertos puntos clave que te harán comprometerte al máximo con lo que haces.
Tipos de motivación
La mayoría de autores coinciden en hablar de 2 tipos de motivación principales: la motivación extrínseca y la motivación intrínseca.
La motivación extrínseca es aquella que tiene su origen fuera de ti. Es decir, son aquellos aspectos que surgen de manera externa, pero que te empujan a llevar a cabo ciertas acciones.
Dentro de este tipo de motivación también se pueden diferenciar entre aquellas acciones que se hacen por obligación, las que se hacen para evitar algún perjuicio y las que se llevan a cabo para obtener beneficios.
De hecho, tú podrías estar haciendo tu trabajo por cualquiera de estos motivos: por obligación y costumbre, para evitar que te echen de ese puesto o para ganarte el sueldo. Estas son las motivaciones más comunes.
Por contrapartida, existe la motivación intrínseca, que no es más que la que se origina en ti. Este tipo de motivación engloba la realización personal, los logros o la adquisición de nuevos conocimientos.
De hecho, existen muchas personas, entre las que quizá te incluyas, que llevan a cabo su labor en el trabajo simplemente por el aprendizaje que obtienen, el crecimiento personal que les genera o, incluso, porque quieren alcanzar cualquier logro propio.
¿Qué tipo de motivación tiene más impacto en mi desempeño?
Entre los tipos de motivación de los que te he hablado anteriormente, ¿cuál dirías que es el aspecto que mayor compromiso suele generar?
Por naturaleza, es más sencillo que generes ganas y compromiso cuando los motivos salen de ti mismo/a. En consecuencia, los expertos en este tema coinciden en el gran impacto que tienen los aspectos intrínsecos sobre el nivel de motivación.
Sin embargo, el error de mucha gente es encerrarse en desarrollar solo motivación intrínseca. ¿Por qué? Pues, principalmente, porque no estamos solos en el mundo. Es prácticamente imposible evitar aquellas expectativas que tienen los que nos rodean, a no ser que vivamos en el exilio.
Por tanto, es más sencillo generar compromiso hacia tus tareas cuando utilizas motivos internos para la acción, pero también tienes en cuenta las metas y expectativas externas a ti.
¿Cómo puedo mejorar mi motivación?
Para empezar, elabora una lista con aquellos motivos más importantes para ti, como persona. Esto incluye tus metas, tus valores y tus propósitos. Después, encuentra la relación entre esos elementos y tu trabajo. ¿Cómo puede tu labor llevarte a esa autorrealización?
Por otro lado, ten en cuenta los objetivos y las exigencias que se te imponen desde el exterior. Si hicieras solo lo que te gusta de tu trabajo… ¡acabarías despedido/a en poco tiempo!
Siempre existen tareas que se acercan más a nuestra visión y otras que se alejan del propósito personal. La clave está en encontrar el equilibrio y, si puede ser, desequilibrar la balanza a nuestro favor.
La semana que viene te hablará de otro de esos complementos indispensables en la vida de todo ser humano: la música.
¿Qué opinas? ¿Cuál es el tipo de motivación que menos utilizas? ¡Te leo en los comentarios! Un saludo.