Hace unos días, te hablé sobre cómo elaborar tus objetivos para empezar a ser feliz. Sin embargo, hacer una lista de objetivos es solo el principio del camino.
Piensa en esos días en los que tienes mucho que hacer… ¿Todas las tareas tienen la misma importancia? ¿Puedes llevar a cabo cualquier tarea en cualquier momento?
Estoy seguro de que la respuesta a ambas preguntas es NO. Siempre acabarás priorizando, ya sea por la importancia de la tarea, por la cercanía de la fecha límite o por tener que realizarla en un momento o lugar concretos.
Lo mismo ocurre con los objetivos. Ni todos tienen el mismo peso, ni todos tendrán el mismo plazo temporal, ni siquiera todos tendrán que ver con el mismo ámbito.
Por eso, hoy te traigo 2 formas de clasificar tus metas de manera que estén bien ordenadas y listas para que te lances a por ellas.
Establece varios niveles en tus objetivos
Existen objetivos ambiciosos pero alcanzables, como convertir tu empresa en la líder del sector. Sin embargo, este objetivo no tiene el mismo nivel de prioridad que generar tu primer cliente.
El primero te está sirviendo como referencia mientras que el segundo debería ser tu siguiente destino. Las grandes metas se alcanzan pasito a pasito.
¿Qué te propongo? Llevar a cabo una jerarquía en tus objetivos. Si no quieres complicarte mucho, basta con que diferencies entre aquellos objetivos a largo plazo, finales, y los que sirven como puntos intermedios, más a corto plazo.
Como te he dicho, lo crucial es que no te obsesiones con alcanzar los objetivos lejanos. Estos tienen en realidad otras dos labores:
1. Foco
Las metas a largo plazo son el final del camino, el punto que quieres alcanzar con todas las tareas intermedias. Por tanto, sirven para diseñar el propio camino, es decir, los objetivos que habrá que ir completando para llegar poco a poco al final.
Es por ello que se discute sobre si los objetivos a largo plazo sirven a los de corto plazo o viceversa. Al final, es un proceso que se retroalimenta. Ni puedes alcanzar un objetivo lejano sin cumplir muchas metas intermedias ni diseñar estas metas sin tener el foco puesto en el largo plazo.
2. Motivación
Ponte en esta situación: eres un/a futbolista profesional. ¿Te motivaría más ganar el Mundial o meter un gol en un entrenamiento?
Es obvio que no vas a llegar a nada en el mundo del fútbol si ni siquiera eres capaz de desenvolverte bien en los entrenamientos. Lo que pasa es que, al final, lo que te va a hacer seguir avanzando no será hacerlo bien en la práctica, sino el sueño de hacer algo grande en la realidad.
En definitiva, los objetivos a largo plazo no deben faltar en cualquier planificación porque te permitirán saber hacia dónde vas y soñar con ello. Por cierto, si te apetece echarle un vistazo te hablé del tema de la motivación en este artículo.
Separa los objetivos de ámbitos distintos
Imagina levantarte un día y pensar: hoy tengo que completar el informe de la reunión de ayer y además tengo que hacer la comida. Seguramente en el trabajo tu pensamiento principal no será «¿qué comeré hoy?». Y, cuando llegues a casa, lo normal sería no estar dándole vueltas a ese dichoso informe.
Como imaginas, esto ocurre simplemente porque cada tarea tiene su ámbito y, en este caso, hasta un espacio y un tiempo delimitados para ella. De la misma forma, existen momentos para enfocarte en cada objetivo.
Te recomiendo que, al menos, lleves a cabo la clasificación más básica: objetivos personales y profesionales.
Esto te permitirá descartar de tu mente los objetivos en los que no toque pensar en ese momento. Una consecuencia tan simple como efectiva, ya que libera espacio que puede ser utilizado para trabajar mejor en las metas que sí sean pertinentes.
Si lo piensas, esto es bastante lógico. Es decir, no merece la pena estar dándole vueltas al peso que quieres perder mientras estás en la oficina.
Sin embargo, tienes que incidir en ello y crear de manera activa esa delimitación mental que te permita estar centrado solo en tus objetivos profesionales durante tu trabajo y en tus objetivos personales el resto del tiempo.
¿Quieres profundizar más?
Como has podido ver, los objetivos están estrechamente relacionados con otros aspectos del éxito como la motivación, el enfoque o la actitud.
De hecho, si te interesa trabajar con más profundidad en este tipo de habilidades, tengo una formación perfecta para ti. ¡No dudes en escribirme a paco@coacharte.es para más información!
¿Y tú? ¿Conoces o utilizas otras clasificaciones para gestionar tus objetivos? Si quieres hacer cualquier aportación, te leo en los comentarios. ¡Un saludo!