Coacharte

creencia

Cómo convertir una creencia limitante en una potenciadora

Hace un tiempo, una amiga me dijo: «He empezado un ciclo superior y, a pesar de que sé que quiero dedicarme a ello, siento que no es lo que debería estar haciendo.»

Un dato importante: tiene 51 años. Ah, y otro aspecto fundamental: su madre y su suegra insistían en preguntarle por qué estudiaba, cuestionando constantemente si eso encajaba con su edad.

Por suerte, mi amiga terminó sus estudios, y ahora está trabajando de lo que le gusta. Sin embargo, no fue fácil. Tuvo que sobreponerse a lo que llamamos una creencia limitante. En su caso, la creencia de que la edad dictamina qué debes hacer y qué no.

¿Sabes lo más curioso? Que las creencias siempre están presentes. Nadie vive sin creencias.

Y esto no es malo. Porque creer en algo es lo que nos hace actuar (o dejar de hacerlo).

No obstante, hay que asegurarse de que esa acción nos acerca a nuestro propósito. Si nos aleja, debe ser abordada.

Hoy, me gustaría hablarte sobre qué es una creencia, qué nos lleva a generarla y cómo se puede abordar para transformarla de limitante a potenciadora (en caso necesario). ¿Vamos a ello?

Qué es una creencia

Las creencias son «juicios y evaluaciones sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre el mundo que nos rodea», según Robert Dilts. Estos juicios son ideas que se asientan y que moldean nuestro pensamiento y, en consecuencia, nuestras acciones.

Cuando tienes una creencia, la asumes como verdadera de manera inconsciente. No cabe duda. Es 100% cierta. Si una interpretación se convierte en creencia, queda integrada en tus patrones de conducta.

Las creencias funcionan de manera similar a distorsiones cognitivas como el pensamiento dicotómico o la hipergeneralización. En su versión más radical, son blanco o negro. No admiten grises.

Pero, ¿cómo nace una creencia?

Pues sigue el siguiente patrón:

1. Hecho: situación objetiva real
2. Interpretación: opinión o juicio (mayoritariamente a partir de creencias anteriores)
3. Pensamiento y conclusión: encasillamiento
4. Creencia: extrapolación a situaciones similares futuras

Y, ¿qué efecto tiene una creencia?

Pues no hay más que revertir el camino anterior. La creencia influye en nuestra cognición. Esta, a su vez, afecta a la interpretación de los hechos. En última instancia, actuamos en base a esa percepción:

1. Creencia
2. Interpretación de hechos
3. Acción

Cómo transformar una creencia limitante

Como te comentaba anteriormente, las creencias son necesarias y (al mismo tiempo) inevitables. Por ello, no se pueden eliminar. No obstante, como son subjetivas, se pueden transformar en otras creencias. ¿Cómo? Pues alterando la percepción y la interpretación.

Para ello, existen varios enfoques. A continuación, te muestro 3:

1. Analizar el hecho del que parten y sus posibles interpretaciones. En otras palabras, analizando el patrón de 4 pasos por el que se genera una creencia. Así, tratas de tomar conciencia de todas las posibles interpretaciones de un hecho; de todas las posibles conclusiones extraídas de una interpretación; y de todas las posibles creencias derivadas de una conclusión.

De esta manera, te permites detectar el origen de tu creencia en tus interpretaciones y conclusiones. Posteriormente, puedes visualizar y elegir una interpretación subjetiva diferente.

2. Proponer acciones diferentes y observar si dan resultados distintos. Es decir, alterando el patrón de 3 pasos sobre el efecto de las creencias. Para empezar, estudias qué acciones derivan de la creencia que quieres transformar. Después, pruebas acciones diferentes y observas a qué destinos te llevan. ¿Sigue teniendo sentido la creencia con dichos resultados?

La idea aquí es comprobar (a través de tus acciones) que tu creencia limitante no tiene sentido. Es muy útil contra el autosabotaje (la propia evitación de la acción).

3. Posiciones perceptivas. Este ejercicio sigue una dinámica parecida al 1. El objetivo es generar perspectivas diferentes para salir del bloqueo cognitivo. Es especialmente útil para creencias sobre otras personas (mi compañero de trabajo es un inútil, sólo sirve para cotillear).

La idea es ir cambiando de punto de vista a través de distintas técnicas. De esta manera, en un conflicto concreto, te posiciones en la postura de todas las partes. De hecho, también llegas a asumir una visión externa de la situación. Es una herramienta útil para generar objetividad.

En los próximos artículos, te hablaré sobre algunas técnicas que sigan los parámetros de los 3 métodos anteriores. Sígueme en mis redes para no perderte nada. ¡Muchas gracias!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Ir al contenido