La semana pasada te hablé sobre la importancia de ser tolerante con las ideas ajenas. Como te comenté, esto beneficia enormemente la dinámica laboral. Abrir la mente te permite crecer y hace fluir tanto tu desempeño como el de los que te rodean. Pero, ¿cómo se puede trasladar esta idea al ámbito colectivo?
Si quieres que el funcionamiento de tu empresa sea óptimo, nunca debes olvidar la parte humana que la compone. Más allá de la marca, toda entidad está formada por personas. Esto implica socialización y trabajo en equipo, pero también diferencias de pensamiento y diversas formas de afrontar las labores y los obstáculos. Por todo esto, resulta casi obligatorio gestionar las relaciones internas en una empresa.
Existen diversos modelos de organización empresarial. Hoy en día, podemos encontrar desde los enfoques estrictamente jerárquicos hasta los que sitúan a todos los agentes a un nivel similar. Personalmente, creo que todos los modelos pueden ofrecer ventajas, especialmente si los adaptamos a cada negocio en particular.
Sin embargo, hay algo evidente en la empresa del siglo XXI: debe existir COMUNICACIÓN Y COORDINACIÓN entre las partes. Ya no sirve con que cada individuo lleve a cabo su labor correctamente. Actualmente, el trabajo colectivo es esencial para que casi cualquier proyecto avance.
Para ello, hoy te traigo 3 consejos para mejorar el ambiente y la cohesión en una empresa. ¿Empezamos?
Fomenta la comunicación
Cuando hablamos de relaciones humanas, los desacuerdos son inevitables. Ya sabes, una empresa no es más que un colectivo de personas, con sus similitudes y con sus diferencias. Como se suele decir por aquí, cada uno es de su padre y de su madre. Por ello, es normal que existan choques de opinión y distintos puntos de vista.
La manera de gestionar estos conflictos nunca debería ser prohibirlos. Todo lo contrario. La comunicación constante, tanto con aportes objetivos como con opiniones, favorece la experiencia, el conocimiento entre las personas y la gestión de conflictos.
Por ello, lo primero que te quiero recomendar es que potencies esas discusiones que aparecen día sí y día también. Que tú y las personas con las que compartes actividad profesional aprendáis a lidiar con los problemas. Sino, es imposible que lleguéis a comunicaros de forma óptima.
Una propuesta muy interesante es llevar a cabo dinámicas de grupo con la mayor frecuencia posible. No te confundas, no te hablo de sesiones forzadas sin ningún propósito aparente. Lo que te aconsejo es que, siempre que una labor pueda ser compartida y cooperativa, se lleve a cabo de esta manera. Así, se fomenta la experiencia y la adquisición de habilidades interpersonales entre todos los componentes de la dinámica.
Aunque en ocasiones la falta de tiempo exija individualizar las tareas, otras veces incluso puedes ganar tiempo compartiendo las labores. Además, el enriquecimiento que generan las opiniones diversas no tiene precio.
Establece unas pautas
Tanto si tu empresa tiene 2 trabajadores como si tiene 1000, son necesarias unas pautas de convivencia que todos deben conocer. Esta es la manera más sencilla de transmitir la filosofía y la actitud colaborativa entre los integrantes de la organización.
Por desgracia, los listados de normas y pautas de convivencia se han venido percibiendo como un documento presente por obligación pero omitido por norma general. Por este motivo, es esencial darles el lugar que se merecen.
Si quieres lograrlo, recurre a procedimientos simples. No te recomiendo elaborar una lista extensa y pesada, sino que establezcas una base sobre la que la actividad deba desarrollarse. Puedes recurrir a los aspectos que te he comentado en el apartado anterior: pautas de toma de decisiones, resolución de conflictos y organización de la actividad, todo desde el punto de vista colectivo.
Además, debes asegurarte de que se adopte dicha filosofía en la práctica. Para ello, promueve la mentalidad hacia la que enfoques tu actividad empresarial en aquellas dinámicas colectivas que lideres. Recuerda que un aprendizaje se interioriza con mayor profundidad cuando se desarrolla de manera cotidiana y espontánea.
Por ejemplo, si tienes la intención de fomentar que toda aportación se aprecie como válida, venga de quien venga, prueba a llevar a cabo dinámicas de lluvias de ideas frecuentemente.
Al fin y al cabo, las pautas de convivencia y cooperación no tienen por qué transmitirse por escrito. Ni siquiera de manera verbal. A veces, basta con que estén implícitas en las labores diarias.
Ten presente lo importante
¿Qué opinas? ¿Es más importante para la empresa que tú mantengas tu orgullo o que la dinámica colectiva funcione adecuadamente? Seguramente te quedarías con la segunda opción, ¿verdad?
Cada día se toman mil decisiones en una entidad, y para cada decisión se lleva a cabo una acción. Por ello, la diversidad resulta enriquecedora para una empresa. Pero, ¿qué ocurre cuando una única persona (o un grupo muy reducido) impone sus opiniones y su forma de actuar? ¿Acaso se aprovecha esa diversidad?
Da igual tu puesto en la jerarquía. Incluso si eres la persona con mayor responsabilidad, lo importante para la organización es que el proceso grupal se desarrolle. De hecho, cuando eres el dueño, te interesa incluso más mantener ese ritmo. Entonces, apuesta por la comunicación, por el entendimiento entre todas las partes y por la cooperación sana.
No lo olvides: lo esencial es que el proyecto funcione. Así, todas sus partes resultarán beneficiadas.
Espero que te resulten útiles estos consejos. Si quieres, puedes compartir tu propia experiencia con este tema en los comentarios. Muchas gracias por pasarte. ¡Un saludo!