Acostumbro a hablarte de eficiencia y productividad laboral y empresarial. Pero no hay que olvidar que tras cada trabajador/a hay una persona.
Esto implica emociones, sentimientos y conductas que debes aprender a gestionar. El otro día te hablé de autoconocimiento. En ese artículo, te di unas pinceladas sobre cómo tomar conciencia de ti mismo/a mediante técnicas variadas.
Aun así, esas estrategias no solo se centraban en lo emocional. También trataban las habilidades personales y profesionales.
Por ello, hoy quiero compartir contigo una reflexión que incluye 3 consejos para potenciar la gestión de tus respuestas emocionales.
1. Acéptate y podrás mejorar
En primer lugar, es esencial definir gestión. Esta palabra no solo implica cambio, sino que es un proceso que parte del conocimiento de lo que se desea gestionar, pasando por la aceptación y el posterior diseño de un plan de mejora (si es necesario).
¿Hay alguno de esos pasos que te resulte sorprendente? Quizá, por el momento, no hayas reparado en ello, pero lo que diferencia la gestión del cambio es que este último suele originarse por la falta de aceptación.
Sin embargo, las emociones como tal no pueden cambiarse, porque no se pueden eliminar y sustituir por otras. Por ello, siempre se habla de gestión emocional.
Puedes extraer una conclusión de los tres párrafos anteriores: el paso de aceptar tus emociones es crucial para una correcta gestión de las mismas.
Debes entender que la psicología humana no es plana, que las conductas varían mucho de un momento a otro, e igual ocurre con las respuestas emocionales. Incluso la misma situación puede desencadenar respuestas distintas dependiendo del contexto en el que se desarrolle.
Por ello, es importante que aprendas a aceptar todo tipo de respuestas por tu parte. No entres en juicio en este paso. Simplemente asume que vas a tener emociones positivas y negativas.
2. Busca apoyo en la gente que te rodea
Ahora quiero viajar al plano social, pero sin abandonar el ámbito emocional. Como sabes, somos, por naturaleza, seres sociales. Por ello, tanto para lo bueno como para lo malo, nos gusta sentirnos acompañados/as.
Esto también se aplica para las emociones. De hecho, una de las funciones que cumplen las personas que te rodean (las más cercanas), es darte apoyo y seguridad emocional, incluso de forma inintencionada.
Por ello, este segundo consejo gira en torno a aprovechar esa seguridad. Te animo a que recurras a tus allegados siempre que necesites apoyo. Ocurre que, muchas veces, tenemos miedo de molestar a la otra persona o pensamos que el problema puede resultar irrelevante para ella/él.
Sin embargo, te aseguro que una persona que te quiere y valora tu felicidad siempre estará dispuesta a prestarse. De hecho, ofrecer ayuda emocional (no profesional) es sencillo… ¿No te ha pasado alguna vez que tenías alguna preocupación y simplemente te has relajado al sentirte escuchado y acompañado? Pues precisamente así es como más seguridad emocional se ofrece: mediante atención y compañía.
3. ¿Qué valor tienen tus emociones?Solo tú lo decides
En el apartado anterior te he mencionado brevemente la relevancia de las emociones. Y, ahora te pregunto, ¿piensas que las emociones son lo más importante en tu vida?
Al responder esa pregunta ya estás asignando un valor general a la gestión de tus emociones. A partir de ahí, en este último consejo quería animarte a no quitarle nunca relevancia a ninguna emoción.
Seguro que has escuchado alguna vez eso de «parece que cada uno de nosotros es un simple número». Esta afirmación implica varias conclusiones. Una de ellas es la deshumanización de las personas, es decir, el restarle importancia a nuestra parte humana (emocional).
La única manera de combatir este problema es que tú te responsabilices de convertir tus emociones en relevantes. Para ello, tú eres el/la mejor juez/a. Nadie sabe mejor que tú cómo te afecta cada emoción.
Por eso, de nuevo, valórate. Nadie debe decirte que lo que sientes no tiene importancia. Solo tú puedes juzgarte en términos de emociones. Así que no dudes en darles la relevancia que merecen.
¿Qué consejos podrías añadir para mejorar la gestión emocional? Si te interesa el contenido sobre este tema, te recuerdo que puedes seguirme en mis redes sociales para no perderte nada: