Durante los descansos de los partidos, Rafa Nadal bebe agua y bebida energética, y coloca las botellas de forma alineada, siempre en la misma posición. Además, a lo largo de su carrera se le han podido apreciar otros rituales como colocarse el pantalón o limpiar la línea de fondo y sus zapatillas antes de sacar.
Es en el mundo del tenis donde se aprecian de forma explícita numerosas rutinas. Cada tenista suele tener la suya. No obstante, este hecho ocurre en todo el mundo del deporte, y no solo eso, sino que los rituales se dan en cualquier ámbito. Es especialmente apreciable en las personas más exitosas. Esto no es casualidad.
Hoy, me gustaría hablarte sobre lo importante que puede resultar tener rituales, y cómo estos pueden beneficiarte en tu desempeño, tu productividad y tu bienestar. ¿Empezamos?
La jerarquía del hábito
Son muchos los autores que han estudiado y escrito acerca de las aportaciones que pueden tener las rutinas. Sin embargo, aquí te estoy hablando de algo mucho más profundo. Para entenderlo bien, antes quiero hablarte brevemente de una jerarquía que empieza con el hábito.
El hábito es esa actividad que automatizamos conscientemente. Una vez interiorizada e incorporada al día a día, se convierte en una rutina. En última instancia, en la cima de esta jerarquía, se encontraría el ritual. El ritual es una actividad que ya está implícita dentro de otra, que forma parte de ella. No puedes concebir el máximo rendimiento en la tarea principal sin la existencia del ritual. Es lo que le ocurre a Nadal con el tenis y sus famosas «manías».
Pero, ¿por qué son tan provechosos los rituales?
Utilidad de los rituales
Pues bien, es todo cuestión de claridad mental. El ritual te permite centrarte en la tarea que vas a llevar a cabo porque, al formar ya parte de ella, te ayuda a enfocarte. Así, si sustraes el ritual, puedes llegar a sentir que no avanzas en la labor principal. ¡Ojo! La clave no está en la dependencia. De la misma manera que saltando el ritual, no te sientes preparado para rendir, la presencia de dicho ritual te ayuda a alcanzar tu máximo desempeño.
En mi caso, cuando llego al estudio, apago la alarma, después me ocupo de encender los ordenadores que utilizamos y, por último, reviso el correo electrónico. Si me saltara cualquiera de estos pasos, mi actividad comenzaría a la pata coja (en el caso de la alarma, tendría un problema aún mayor…). Por el contrario, si hago estas labores, mi energía y mi foco aumentan, porque me encuentro completamente inmerso en la rutina que he creado.
Aquí es donde entra la claridad mental. Tener rituales te facilita, hasta cierto punto, reducir tu toma de decisiones. Consigues despejar tu mente de actividades que requieren atención, centrándote completamente en lo que importa.
Asimismo, podríamos decir que arrancas el motor. Es más, lo enciendes y permites que se caliente para que esté preparado para su mayor rendimiento. Al llevar a cabo las tareas previas, te metes de lleno en la labor que quieres desarrollar, dejando de lado el mundo exterior y los pensamientos que podrían despistarte de lo verdaderamente esencial. Tomas pocas decisiones, y son las que te importan, las que van a aportar algo al progreso hacia tus objetivos.
Piensa en un ritual que tengas, ya sea creado a conciencia o sin darte cuenta, antes de cualquier actividad importante en tu vida. ¿Podrías modificarlo sin que tu rendimiento en dicha actividad se viera afectado?
¿Es necesario ser supersticioso para tener rituales?
Normalmente, se suele ligar el hecho de tener rituales a la superstición. De hecho, tendemos a asociar la propia palabra ritual a un ámbito religioso o paranormal. Nada más lejos de la realidad.
A Nadal, este tipo de rutinas le han causado muchas bromas durante su carrera, e incluso se le ha calificado de maniático y supersticioso. Sin embargo, los resultados muestran que lo que hace, lo hace bien. ¿Por qué será? Él mismo ha afirmado que sus rituales son una forma de entrar en el estado mental necesario para dar lo mejor de sí mismo en el tenis. Además, el jugador español ha señalado en varias ocasiones que no importa el desenlace, ya que con el ritual no se buscan los resultados positivos. Es una herramienta dirigida a mejorar el foco y la concentración.
La superstición no tiene nada que ver con tener rituales y rutinas, porque lo que se persigue no es persuadir a la suerte como agente externo, sino preparar a la propia mente para la labor.
¿Qué opinas sobre este tema? ¿Te gusta incorporar rituales a tu día a día? Te leo en los comentarios.
¡Que tengas buena semana!