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Qué es el Ikigai y cómo encontrar el sentido a tu vida

Al sur de Japón, existe una isla llamada Okinawa que está considerada el lugar con la mayor esperanza de vida de todo el mundo. Aquí se ubica Ogimi, conocida como la «aldea de los centenarios» por la presencia de numerosos individuos que se acercan o incluso superan los cien años de edad.

Esta ubicación ha sido objeto de estudio en los últimos de años, debido principalmente a la indagación sobre el estilo de vida que permite a las personas que la habitan vivir tanto tiempo y mantener la energía incluso hasta sus últimos días.

Aquí, se promueven aspectos como el sentido de comunidad y la actividad constante, propios de la cultura japonesa. Sin embargo, un término que destaca sobre el resto es el concepto de Ikigai, algo así como el sentido de la vida.

Hoy, me gustaría hablarte un poco sobre Ikigai, y proponerte algunos consejos para encontrar la(s) característica(s) que dan sentido a tu día a día. ¿Comenzamos?

El concepto de Ikigai

Como te he comentado, el término Ikigai engloba al sentido de la vida. Más concretamente, los japoneses usan este concepto para hacer referencia a ciertas actividades, objetivos o propósitos que les hacen levantarse cada día, estar ilusionados y motivados y generar flujo en sus tareas.

Un Ikigai puede ir desde una labor profesional como enseñar o investigar hasta aspectos personales como formar y hacer crecer una familia. No obstante, la situación ideal surge de la siguiente gráfica:

https://blogs.publico.es/strambotic/2019/06/ikigai/

En esencia, encuentras tu Ikigai cuando combinas cuatro dimensiones fundamentales:

  • Tu pasión: la unión entre lo que te gusta hacer y lo que se te da bien
  • Tu profesión: aquello en lo que eres bueno y con lo que puedes ganarte la vida
  • Tu vocación: la actividad que puede reportarte beneficios económicos y que aporta algo al mundo
  • Tu misión: lo que cubre una necesidad y aquello que amas

Si algo de esto falla, acabas cayendo en alguno de los problemas reflejados en los cuatro pequeños pétalos alrededor de la palabra Ikigai. Sin embargo, si logras encontrar algo que te apasione, que te reporte beneficios, que aporte algo a la sociedad y que se te de bien, habrás encontrado tu Ikigai.

Cómo encontrar tu Ikigai

Quizá podrás pensar que esta reflexión te forzará a hacer un cambio radical en tu vida. No obstante, en muchos casos nuestro Ikigai ya está presente en el día a día, por lo que lo único que necesitamos es reconocerlo. Es importante esta labor de identificación porque de esta forma es posible dar un mayor peso a esta actividad o propósito para enriquecer y hacer más feliz nuestra existencia.

¿Eres capaz de pensar en alguna labor de tu día a día que cumpla las cuatro características expuestas en el apartado anterior?

Aunque no lo creas, se puede encontrar el Ikigai en cualquier ámbito de la vida. El más sencillo es el profesional. Mi mujer, Carmen, es maestra. Ella es buena en su trabajo y además le encanta, por lo que tiene pasión. A eso le sumamos que le permite ganarse la vida con ello, por lo que es una profesión. Y, si añadimos a la ecuación el gran aporte que esta labor tiene sobre el mundo, se unen la misión y la vocación. El diagrama se completa. Uno de los Ikigai de Carmen es ser docente.

¿Sabes lo mejor de todo? Que se pueden tener varios Ikigai y, además, estos pueden variar a lo largo de tu vida. Si te fijas, te acabo de decir que uno de los Ikigai de mi mujer es su labor como maestra. Pero, por otro lado, también encuentra el sentido a la vida en su dedicación a la familia. Porque esta tarea también le apasiona, se le da bien, tiene un impacto sobre su alrededor y, de forma indirecta, genera una situación de bienestar que permite estar bien económicamente, de una u otra forma.

Generar el flujo

Una idea que suele ir de la mano con el concepto de Ikigai es el flujo. Según el autor Mihaly Csikszentmihalyi, el flujo se produce cuando una actividad nos supone un reto constante, presentando desafíos que siempre están un escalón por encima de nuestra capacidad. Por ejemplo, para un deportista, puede suponer aprender y poner en práctica nuevas habilidades o estrategias. Por otra parte, un arquitecto puede encontrar el flujo en su trabajo abordando proyectos cada vez más ambiciosos o adquiriendo nuevas técnicas.

El flujo es muy importante a la hora de dar sentido a tu día a día porque genera motivación intrínseca, que es la que se desarrolla dentro de uno mismo: me gusta esta actividad por la propia actividad y por cómo me puede hacer crecer, más que por lo beneficios externos que tiene.

Análisis final

Una vez tratadas todas estas ideas, te toca a ti. Es el momento de que analices tu vida, tus objetivos y tus propósitos. Identifica dónde está tu(s) Ikigai y, en caso de no tenerlo, plantea cambios y descubre nuevas alternativas. Algunas personas necesitan dar un giro a su vida y a otras les basta con detectar algo que ya llevan dentro. ¿Cuál es tu caso?

Espero que te haya resultado de ayuda este artículo. Puedes dejarme un comentario sobre tus impresiones. Te animo a leer esta entrada sobre la adaptabilidad y el crecimiento personal.

Te deseo buena semana. ¡Un abrazo!

 

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