La pandemia, que lleva afectando nuestras vidas durante un año, trajo consigo una serie de debates sociales de mucho peso. Uno de esos debates es el de la responsabilidad colectiva, es decir, la capacidad del grupo para comportarse y actuar de manera solidaria. Este hecho se ha visto reavivado a raíz del fin del estado de alarma reciente y sus consecuencias sobre la conducta social.
Como yo lo veo, la responsabilidad colectiva no es más que el resultado del comportamiento de cada uno de los individuos que componen la sociedad. En otras palabras, tanto tú como yo debemos ser responsables si queremos que el grupo del que formamos parte lo sea.
Por todo esto, hoy me gustaría reflexionar sobre dónde encontrar la responsabilidad y cómo esta actitud altruista y solidaria puede beneficiarte como individuo. Estoy seguro de que tú también tienes mucho que decir al respecto. ¡Vamos allá!
La responsabilidad como esencia: el punto de vista de Kant
A lo largo de la historia, los distintos filósofos han tratado de responder a preguntas entre las que se encuentra la forma en que el ser humano debería pensar y actuar. Kant no fue una excepción a esta regla, basando su filosofía en un enfoque que partía de lo individual para llegar a lo colectivo.
Según este filósofo alemán, cada persona cuenta con la razón suficiente para diferenciar lo correcto de lo incorrecto. Aun así, también deja entrever la existencia de una brecha entre el saber y el actuar. Es decir, que conozcas lo que está bien no implica que lo lleves a cabo
Respecto a la responsabilidad de la persona, lo que destaca es su énfasis en que cada uno de nosotros debe obrar en base a lo que considera correcto, sin que esto funcione como medio para lograr un fin. Debes no robar porque sientes que no es ético, no porque la ley te lo impida.
Como ejemplo muy actual, encontramos a la persona que respeta las medidas de seguridad simplemente para no ser sancionado. En este caso, según Kant, este individuo no estaría obrando de manera ética porque el comportamiento no surge de su voluntad, a pesar de que el resultado sea el mismo.
Creo que la clave reside en la proyección a largo plazo. Es decir, quizá en esta situación puntual la persona obre de forma correcta, pero a la larga su comportamiento no sería ético. ¿No crees que esto podría explicar la falta de conducta ética de una parte importante de la población ahora que no hay tantas restricciones oficiales?
La responsabilidad y las relaciones personales
En este punto, me gustaría acercar el punto de vista de Kant sobre la responsabilidad al ámbito más personal. ¿Qué relación crees que puede haber entre este comportamiento altruista y el constructo social de la familia?
Para ponerte en situación, quiero que te imagines ese apego que tienes hacia tus familiares o incluso hacia tus amigos más cercanos y longevos. ¿De dónde parte este amor y este cuidado recíproco? Bajo mi punto de vista, la cercanía hacia la familia va más allá de lo pragmático. Otras relaciones pueden surgir de un interés concreto, pero en este caso no es así.
Estoy seguro de que, si hiciéramos una encuesta, la mayoría diría que el apego a los familiares cercanos «sale de dentro». Y es que esta es la definición más pura y limpia de responsabilidad. Queremos, valoramos y cuidamos a nuestros allegados porque sentimos que es lo correcto. Es un sentimiento verdadero.
¿Sabes qué es lo más alucinante? Que, a pesar de no buscar ningún beneficio a cambio, la recompensa que se recibe relaciones personales sanas y enriquecedoras es una sensación de felicidad plena. Es una satisfacción que no se busca pero que es inalcanzable de cualquier otra forma.
Entonces, si somos capaces de generar una responsabilidad con nuestro círculo más cercano, ¿por qué es tan complicado generar esa responsabilidad social? ¡Te dejo la oportunidad de comentarme tu opinión!
¿Ser responsable puede hacerte crecer laboralmente?
Recientemente, te hablé sobre cómo vivir con mayor tranquilidad. Entre otras reflexiones, te comentaba que centrar tu labor en el beneficio generado puede ayudarte a generar una mayor satisfacción. Esta idea es perfectamente aplicable a la responsabilidad.
Resulta que, de forma general, la felicidad en el ámbito profesional suele encontrarse cuando centras todo tu esfuerzo en una aportación al cliente. Es decir, si pones el foco en lo que puedes ayudar, es más sencillo que logres ser feliz con tu trabajo.
Esta satisfacción es mayor aún si la motivación es intrínseca. Es decir, si eres responsable con tu labor, que sea porque consideras que es lo correcto y que eso te hará desarrollarte y comprometerte aún más con la tarea. No te enfoques en que se reconozca tu trabajo o en que por ello vas a generar más dinero. A la larga, esto solo te generará una ambición incontrolable y mayor estrés
Por ejemplo, si eres arquitecto, quizá sea mejor centrarte en desarrollar minuciosamente tus proyectos porque consideres que es lo ético y porque ello te haga crecer cada día más. No quiero decir que no debas tener en cuenta las preferencias del cliente. Sin embargo, que esto último sea para satisfacer sus necesidades o deseos, no para alimentar tu ego o tu bolsillo.
Bajo mi punto de vista, lo que convierte el ámbito laboral actual en imperfecto es la mentalidad inculcada de que debemos trabajar solo para generar un sueldo y no porque nos guste o vayamos a ayudar a los demás de alguna manera. Ambos aspectos son importantes, y no debe olvidarse la necesidad de uno pero tampoco la importancia en la motivación del otro.
¡Es tu turno de reflexionar! ¿Crees que esta reflexión podría ayudar a que cada persona sea responsable en los distintos ámbitos de su vida? Por el contrario, ¿sería mejor aceptar que es imposible alcanzar una responsabilidad colectiva íntegra sin medidas impuestas por un ente como el Estado?
¡Te leo en los comentarios! No dudes en escribirme para comentar tu opinión al respecto. ¡Muchas gracias por tu atención!