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3 TÉCNICAS PARA GESTIONAR EL SESGO DE CONFIRMACIÓN

A lo largo de nuestra vida, mediante la experiencia y las circunstancias individuales, vamos generando una serie de creencias. Estas creencias son ideas que consideramos como reales, se ajusten o no a la realidad en la que vivimos, por lo que pasan por un sesgo.

Tener creencias es inevitable y, además, es necesario. Lo que nos convierte en humanos es precisamente tener unos principios en los que creer, porque serán estos principios los que nos den una motivación, es decir, unas razones para actuar y orientar nuestro camino.

Sin embargo, existen algunos aspectos que pueden influir negativamente en nuestras creencias. Entre ellos, se encuentra el sesgo de confirmación.

Hoy, me gustaría hablarte sobre cómo puedes modelar tus opiniones y tus pensamientos, alineando tus creencias a una visión objetiva de la realidad en la que vives. Para ello, debes conocer el sesgo de confirmación y su funcionamiento. Así, lograrás mantenerlo a raya e impedir que influya más de la cuenta en tus puntos de vista. ¿Comenzamos?

Distorsiones cognitivas

Antes de hablarte del sesgo de confirmación, es necesario definir rápidamente las distorsiones cognitivas.

Las distorsiones cognitivas son alteraciones de nuestro pensamiento que no se corresponden con la realidad y que nos hacen tener una percepción incorrecta de la misma. Existen numerosas distorsiones del pensamiento, estando todas ellas presentes en mayor o menor medida en cada uno de nosotros.

¿Cuándo fue la última vez que afirmaste que nunca te va bien o que siempre te ocurre lo mismo? En estos casos, estás cayendo en el sesgo de la sobregeneralización, ya que es evidente que no siempre te va mal en la vida. Sino, no habrías llegado hasta este punto.

También caes en una distorsión cognitiva cuando lo ves todo negro, eres demasiado pesimista y tienes una visión catastrófica del porvenir. El futuro es un aspecto completamente incierto, por tanto tener una percepción del mismo no se alinea con la realidad, sea positiva o negativa la previsión que hagas.

Sin embargo, de lo que te quiero hablar hoy es del sesgo de confirmación. Esta distorsión se produce cuando buscas o filtras la información que apoye tu punto de vista sobre cualquier aspecto. De esta forma, justificas con objetividad lo que en realidad es una percepción subjetiva de la realidad. Te quedas sólo con los estímulos que están a favor de tu idea, magnificándolos y dándoles más importancia de la que tienen, y descartando cualquier otro hecho opuesto a lo que piensas.

Abusar del sesgo de confirmación nos hace disminuir nuestra capacidad crítica, provocando una falta de criterio, recuerdos y búsquedas selectivas de argumentos y juicios erróneos a través de prejuicios.

El uso diario del sesgo de confirmación

Un ejemplo muy claro del sesgo de confirmación se da en la política: las ideas políticas de una persona están normalmente basadas en la experiencia y las circunstancias individuales. No obstante, tendemos a apoyar nuestra ideología mediante los argumentos que la favorecen.

Esto, además, gana peso cuando escuchamos a los políticos de nuestra corriente ideológica hablar a favor de lo que pensamos y en contra de lo que repudiamos. Esta es la causa de que el debate político sea siempre tan tenso y poco productivo: cada uno se cierra en sus opiniones porque, para él/ella, están bien respaldadas por hechos objetivos.

Sin embargo, el sesgo de confirmación no solo se aprovecha en aspectos sociales y colectivos, sino que está presente en muchas situaciones cotidianas individuales. Sin ir más lejos, cuando piensas que no eres capaz de lograr un objetivo o que una persona a tu alrededor te está fallando, vas a buscar con mayor énfasis aquellos argumentos que te den la razón y refuercen tu idea, borrando de tu mente lo que podría demostrarte que estás equivocado/a.

Claves para superar la influencia del sesgo de confirmación

Como ya te he comentado, todos sufrimos esta distorsión en mayor o menor medida. Es esencial aprender a controlarla. Para ello, te brindo tres ejercicios de reflexión rápidos que te ayudarán a determinar de manera consciente cuándo estás usando tu capacidad crítica y cuándo te estás dejando llevar por tus creencias.

1. ¿Qué va antes? ¿El argumento o tu opinión?

Para detectar si estás cayendo en el sesgo de confirmación para generar una percepción, es necesario que te hagas esta pregunta:

Es decir, ¿estoy basando mi opinión sobre un tema en los argumentos que leo o recibo sobre el mismo o estoy buscando justificación objetiva a raíz de la creencia que previamente he formado?

Si reflexionas con la mente abierta, tendrás la respuesta adecuada. Si has determinado que la opinión se genera a partir del sesgo de confirmación, solo te quedará trabajar en ello.

El ejemplo sobre política es muy esclarecedor. ¿Consultas medios que se alinean con tu postura favorita o procuras contrastar la información antes de generarte una opinión sobre cada nueva noticia?

2. Reflexionar sobre la opción opuesta

Incluso si consideras que tu percepción surge de un análisis objetivo, siempre viene bien que empatices con el punto de vista opuesto.

Ponte en el papel contrario. ¿Qué argumentos se usan para apoyar esta postura? ¿Podría ser igual de válida que mi idea?

Esto es aún más importante cuando tienes dudas o cuando estás seguro de que estás sesgando la información.

Que seas un seguidor aférrimo de la política de derechas no te impedirá que leas y comprendas argumentos de la izquierda o incluso que llegues a estar de acuerdo con algunos de ellos.

Es esencial dejar de lado el orgullo y abandonar la polarización fácil. Tener una creencia es inevitable, pero eso no implica que te cierres en banda y consideres aceptables todas las propuestas que deriven de tu postura. En el equilibrio, en el término medio, encontrarás a la virtud y, aún más importante, te encontrarás a ti mismo/a.

3. ¿Eres capaz de encontrar el mismo número de argumentos a favor que en contra de tu creencia?

Las listas son quizá una de las herramientas más útiles tanto para tomar decisiones como para posicionarte en una opinión u otra. Usando lo estudiado en el punto anterior, te animo a elaborar por escrito o mentalmente una tabla cuando debas determinar qué opinión te merece la pena a raíz de una serie de argumentos sobre un tema.

Te bastará con añadir aspectos que apoyan tu postura y rasgos en contra de la misma. Una vez hecha, tendrás una visión mucho más objetiva del tema que te inquieta o que debes resolver, por lo que tu decisión será imparcial o, al menos, estará mucho menos sesgada.

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Espero que te haya resultado útil este artículo. Te recuerdo que comparto una pequeña píldora sobre desarrollo personal y profesional cada semana, así que te animo a seguir este blog.

Muchas gracias por tu atención. ¡Que tengas buena semana!

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