De vez en cuando, conviene hacer una revisión de nuestras vidas. De hecho, llevar a cabo evaluaciones frecuentes favorece la toma de consciencia sobre uno mismo, el llamado autoconcepto. Pararnos a formular una serie de preguntas facilita que sepamos dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos.
Por eso, en las próximas semanas, quiero traerte una serie de artículos que te permitan analizar en qué punto estás a nivel físico, mental y espiritual. De esta manera, podrás hacerte una idea de tu situación actual y, sobre todo, identificar qué aspectos debes reorientar para mejorar tu vida. Para ello, también te recomiendo que le eches un vistazo al artículo de la semana pasada.
Hoy, me gustaría centrarme en el plano físico. El cuerpo es el templo donde habitan la mente y el alma. Por tanto, esta dimensión es igual de importante que el resto, aunque a veces se nos olvide. Entonces, ¿te interesa conocer las preguntas que te permitirán avanzar al siguiente nivel en el cuidado de tu cuerpo? ¡Vamos a ello!
Alimentación: la gasolina de los seres vivos
Quizá no es el mejor momento para hablar de combustible y ponernos exquisitos con el tema. No obstante, si tuvieras a tu disposición el dinero suficiente, ¿a que elegirías el mejor combustible que existe para nutrir tus vehículos?
Lo mismo ocurre con tu cuerpo. Además, aquí tengo una buena noticia: el acceso a los alimentos es mucho más sencillo. Hoy en día, tenemos en nuestra mano todo tipo de comidas, incluso aquellas que no son de nuestra tierra o que están fuera de temporada (aunque el consumo local siempre será la mejor opción). Por tanto, no tienes excusa.
Las preguntas que puedes hacerte en este sentido son sencillas:
- ¿Me alimento adecuadamente?
- ¿Como suficiente fruta y verdura?
- ¿Me paso con la carne o con los alimentos procesados?
A raíz de tus respuestas, puedes ir modelando tu estilo alimenticio. Por ejemplo, si observas que tu consumo de frutas y verduras es muy bajo, puedes comenzar incluyendo al menos un alimento de cada tipo en cada una de las 3 comidas principales del día.
Sueño: la desconexión necesaria
A estas alturas de tu vida, creo que no hace falta ni que te explique lo genial que sienta dormir bien. El sueño, al igual que la alimentación, influye en todos los ámbitos de la vida. De hecho, aunque tiene un impacto directo sobre el estado físico, también genera un efecto sobre la mente e, incluso, el espíritu.
Te indicaría una cantidad de horas obligatoria, pero es que la calidad también influye. Por eso, en el sueño no solo importa que pasen 8 horas entre que te vas a la cama y te levantas, sino que esas 8 horas deben estar bien aprovechadas. Así, las preguntas que te recomiendo son las siguientes:
- ¿Duermo las horas que me gustaría?
- ¿Cuántas veces me despierto por la noche? ¿Qué hago cuando esto pasa?
- ¿Me cuesta dejarlo todo e irme a dormir?
- ¿Me levanto descansado/a?
De nuevo, reflexiona sobre tus respuestas y diseña cambios. Si ves que te levantas con mucho cansancio y no te da para aguantar todo el día, igual sería conveniente irte a dormir antes, cambiar las actividades «presueño» o incluso añadir una pequeña siesta en mitad del día. Depende de ti.
Deporte: el extra de energía y de motivación
Otro aspecto que puede tener gran peso tanto en tu bienestar físico como mental es el ejercicio. No importa tanto la intensidad (puedes correr maratones o simplemente dar paseos cada noche), sino el hecho de mantenerte en movimiento. Aunque pueda parecer que una sesión de ejercicio deja el cuerpo fatigado, a largo plazo esto se traduce en reservas de energía mucho mayores.
Por ello, hazte estas preguntas:
- ¿Me muevo lo suficiente? ¿Cuánto ejercicio hago a la semana?
- ¿Qué tipo de deporte me gustaría practicar o me motivaría?
Existe tanta variedad en el mundo deportivo que, si aún no haces ejercicio, encontrarás algo que se adapte a tus intereses y a tus exigencias. ¡Sólo tienes que pararte a reflexionar!
Hábitos poco saludables
En ocasiones, para realizar una transformación no es necesario añadir algo nuevo, sino retirar lo que no aporta nada. Para terminar, quería hablarte sobre aquellas actividades que quizá formen parte de tu rutina y que perjudican a tu cuerpo.
En este apartado entran hábitos de todo tipo: desde el consumo hasta la falta de actividad. Por ello, te voy a enumerar una serie de cuestiones que merece la pena que te plantees:
- ¿Fumo? ¿Bebo más de la cuenta?
- ¿Cuántas veces a la semana me salto mi horario de sueño habitual?
- ¿Voy con frecuencia a lugares de comida basura?
- ¿Paso más tiempo sentado del que me gustaría?
Aquí, te toca sopesar los pros y los contras. La situación ideal es no fumar, no beber, hacer ejercicio a diario, dormir 8 horas (siempre con el mismo horario) y comer alimentos «reales». Sin embargo, la realidad no es ideal. Además, un estilo de vida tan estructurado, sin permitir ciertos momentos de diversión y desconexión, puede llegar a ser contraproducente, generando más estrés de la cuenta por satisfacer ese deseo obsesivo de no caer en ningún placer. Encuentra el punto intermedio sin descuidar tu salud.
De nuevo, es importante recordar: el cuerpo es el templo donde habitan la mente y el espíritu.
Espero que estas preguntas te resulten útiles para conocerte a ti mismo/a. Te recomiendo guardarlas para volver a ellas con frecuencia. Así, podrás revisar tu estilo de vida e ir mejorando poco a poco.
Volvemos a hablar la semana que viene en la publicación sobre la mente. ¡Un abrazo!