El pasado fin de semana acabó la Feria de Córdoba, la cual, además de la fiesta que conlleva, es sinónimo de encuentros familiares, planes entre amigos y, en definitiva, disfrute social. Y qué necesario era esto, sobre todo después de 3 años de ausencia. En estos últimos tiempos, hemos visto el contacto con nuestros allegados muy limitado. Partiendo del famoso confinamiento y pasando por meses de distanciamiento social que se han acabado convirtiendo en años.
Hace unas semanas, te sugería que te cuestionaras la relación con tu entorno, el cuidado de los que te quieren y la importancia que tienen para ti. Estos tres factores son parte esencial de tu vida espiritual. Somos animales sociales y, por ello, necesitamos del contacto y de la vida en grupo.
Sin ir más lejos, piensa en aquellos momentos en los que sientes el mayor pico de felicidad. ¿Cuántos te pillan en soledad y cuántos en compañía?
Hoy, me gustaría hablarte sobre la importancia del ámbito social y darte algunos parámetros para que analices y mejores tu atención y tu relación con las personas que te rodean. ¿Empezamos?
Cómo influyen los demás sobre tu vida
Las personas que te rodean tienen un peso casi esencial sobre tu bienestar. Sería inconcebible una vida completamente solitaria, al menos no con el mismo potencial de crecimiento que cuando te desarrollas en grupo.
Lo primero que los demás te aportan es cariño. Esto aplica especialmente a las personas más cercanas, pero también puede estar presente en ámbitos tradicionalmente más fríos como el laboral (aunque de manera implícita). La carencia afectiva es normalmente uno de los problemas que más limitan a las personas. El cariño aporta un colchón sobre el que puedes construir el resto de aspectos de tu vida. Aunque no debe convertirse en indispensable, su simple presencia puede mejorar exponencialmente tu día a día.
Por otra parte, el entorno del que eliges rodearte será el que influirá en tu crecimiento. Dicen que somos un promedio de las 5 personas más cercanas. No sé hasta qué punto es exacta esta cifra, pero lo que sí está claro es que el contexto nos moldea enormemente, y por ello merece la pena cuidarlo y elegirlo minuciosamente. Esto es aplicable tanto en términos de desarrollo personal y emocional como de éxito profesional.
Si no me crees, haz este ejercicio rápido. Selecciona las 2 o 3 personas que más importancia tienen o han tenido en tu vida e imagínate tu trayectoria pasada y tu futuro sin ellas.
¿Cuánto tiempo dedicas a tus allegados?
La oxitocina es una de las hormonas relacionadas con la felicidad. Es la encargada de emociones como el amor, y va de la mano de los comportamientos sociales. Por tanto, se genera en mayor medida cuando estamos en compañía.
No es necesario este conocimiento técnico para saber que cuando nos rodeamos de seres queridos, la vida es mucho más agradable. Sin embargo, vivimos tan ocupados que reducimos estos momentos en grupo al mínimo y, a veces, incluso estando con otras personas nos sentimos dispersos y tenemos la mente en otro lado.
El tiempo dedicado a los demás es una variable a la que debes prestar especial atención. Esto se debe a que las relaciones son recíprocas, es decir, igual que quieres recibir, también tienes que aportar. No hace falta hacer regalos extravagantes, sacrificios enormes o solucionar los problemas de los demás. En ocasiones, la simple compañía es agradable. Piensa en esas situaciones en las que no estás pasando por tu mejor momento o, por el contrario, quieres compartir un logro. ¿A que es suficiente con tener presentes a las personas que más quieres?
Precisamente ese «estar presente» es esencial. De nada sirve encontrarte físicamente en un lugar, con una determinada gente, si mentalmente estás en otro. Aprende a dejar de lado el resto de ámbitos de tu vida cuando compartas tiempo con tus allegados (lo máximo posible). Como suele ocurrir, la atención y la consciencia plena juegan un papel fundamental, permitiéndote extraer y aportar el máximo en cada situación social.
Cuándo establecer límites
De la misma manera que merece la pena compartir el tiempo con la gente que te quiere, nunca hay que perder de vista los límites individuales. Hay un aspecto que puede llegar a hacer que las relaciones sean negativas, y es la dependencia.
Igual que es importante que disfrutes del tiempo en familia o entre amigos, también te conviene aprender a estar solo. Cuando se lleva al extremo, la necesidad de estar con otras personas se convierte en tóxica, ya que te transformas en alguien incapaz de desarrollar su propia vida por sí mismo.
Por otro lado, también te recomiendo poner un tope a aquellas personas que te invaden, es decir, que se meten en tu espacio personal hasta el punto de no permitirte tiempo para ti. Igual que ser dependiente te limita, convertirte en el objetivo de una persona así genera mucho estrés y una sensación de responsabilidad que puede acabar derivando en desesperación por quitártela de encima.
Recuerda, las relaciones sociales generalmente son buenas y enriquecedores, pero su razón de ser es voluntaria. No dejes que se transformen en una obligación.
¿Y tú? ¿Cuánto tiempo dedicas a tus seres queridos? ¿Crees que es importante disfrutar del tiempo con otras personas? ¡Te leo en los comentarios!